VENTAJAS
Disminución del consumo de combustibles fósiles
Alrededor del 80% de la energía que se consume en la UE proviene de combustibles fósiles –petróleo, gas natural y carbón-, siendo una parte importante y creciente de esta energía importada de fuera de la UE. En las importaciones es de destacar que actualmente la dependencia del petróleo y gas importados es del 50%, con tendencia a aumentar, lo que coloca a la UE en una situación de vulnerabilidad frente a eventuales problemas de abastecimiento o aumento de precio.
Además de los motivos económicos y de vulnerabilidad del abastecimiento, los combustibles fósiles ocasionan también graves perjuicios ambientales, ya que su uso es una de las principales causas de emisiones a la atmósfera de CO2, el más importante de los gases de efecto invernadero (GEI).
El aumento de la producción de energía procedente de fuentes renovables hace que disminuya el consumo de combustibles fósiles. De esta forma, además de respetar el medio ambiente el carácter autóctono de estas fuentes de energía hace que el riesgo de la dependencia del exterior sea menor.
Disminución del efecto invernadero y el cambio climático
Cuando se utiliza la energía almacenada en la biomasa se emiten gases efecto invernadero, en particular dióxido de carbono (CO2). Pero esa cantidad de CO2 es inferior a la consumida en la producción de la biomasa a través de la fotosíntesis. Esto se debe a que la raiz –que acumula una parte del carbono producido por la planta – tenderá a continuar en el suelo. De esta forma, el uso de la biomasa como combustible da lugar, en realidad, a una pequeña disminución de CO2 en la atmósfera. De no quemarse esa biomasa, su descomposición natural daría lugar a la misma cantidad de CO2. Además, si la biomasa se utiliza en la producción de energía, contribuye a la disminución del uso de los combustibles fósiles, evitando la emisión de CO2.
Promoción del desarrollo rural, de la creación de empleo y de la economía local/regional
En el medio rural se debe apostar por los recursos endógenos como forma de creación de riqueza, ya que cumple los tres grandes objetivos de la sostenibilidad: cohesión social, desarrollo económico y protección del medioambiente.
El aprovechamiento de la biomasa forestal para fines energéticos se encuadra precisamente en ese ámbito, en la medida en que permite crear oportunidades económicas, oportunidades sociales y la valoración y protección del medioambiente.
Disminución del riesgo de incendio forestal
El riesgo estructural de incendio está, entre otros aspectos, directamente relacionado con la cantidad y tipo de combustible existente y con las condiciones climáticas. Este riesgo es particularmente elevado en las regiones del sur de Europa, por lo que el norte de Portugal y el sur de Galicia no son excepciones.
El aprovechamiento de la biomasa en los montes contribuye no solamente a la mitigación del problema de los incendios forestales (por la disminución del combustible en el monte), sino también al de otros como los de origen sanitario (proliferación de plagas y enfermedades) o de accesibilidad al interior de los espacios forestales.
